17/11/08

ÉTICA Y MORAL. "LO BIEN REPARTIDO, BIEN SABE"


El socialismo se integra en un partido donde la representación y su dirección tiene una forma de elección democrática, esa representación al mismo tiempo que dirección tiene que tener una ética en la limitación de un poder, no solo por la necesidad de una mayor implicación de los propios afiliados, sino como control de las decisiones que un compañero pueda tomar o decidir, en cualquiera de los terrenos donde intervenga.

Esta es una realidad por evitar concentración de poder o apropiación de las decisiones a tomar. Este partido tiene un principio de igualdad que le lleva a la discusión de cualquier situación política, no solo entre los miembros de una ejecutiva, sino entre los compañeros de las agrupaciones, con el fin de ver los distintos puntos de vista de los Socialismos dispares. Si la decisión y representación se aglutinan para acortar la interpretación política posible, nunca podremos tener la referencia de esta disparidad existente, pero no solo es esta posible referencia la que tengamos que tener en cuenta, sino el que cualquier concentración da, o puede dar, entrada a un pensamiento único, que acabe en lo podríamos interpretar como incorrecto pensamiento de los representados, siendo el camino a una corrupta forma de representación.

Si nos basamos en la interpretación del pensamiento por medio de las palabras entremos en las definiciones filosóficas de la mano de José Ferrater Mora y nos dice: “Ética y Moral son empleadas a veces indistintamente. Las ciencias morales comprenden todo lo que no es puramente físico, en el hombre (La historia, LA POLÍTICA, al arte...etc.), es decir, todo lo que corresponde a las producciones del espíritu subjetivo y aun el espíritu subjetivo mismo”.

En Hegel la moralidad es subjetiva y objetiva, la primera es cumplir con el deber, por el acto de voluntad, la segunda es la obediencia a la ley moral en tanto que fijada por las normas, leyes y costumbres.

Si es así aplicaremos la determinación de moralidad a los actos políticos y entraremos en el juicio de lo subjetivo como bien hacer y objetiva, por falta de determinación pero como mala costumbre, como amoral el exceso de poder y representación.

Esto no solo tiene como encuadre una forma política definida, sino todo lo que atañe al hombre en su quehacer diario de convivencia y representación ante los demás ciudadanos o compañeros.