30/9/09

LOS IMPUESTOS Y SUS CONSECUENCIAS


Nunca un socialista actuaría en contra de un gobierno de su misma ideología. Este debe considerarse el primer principio de cualquiera que pretenda luchar contra las injusticias y la explotación del trabajo. Pero, precisamente ese principio es el que me lleva a tener una opinión sobre cualquier acontecimiento que suceda en la vida y nunca como en estos tiempos hemos tenido unos motivos para crear opinión. Veamos.


La situación que padecemos como consecuencia del liberalismo económico y de las ambiciones capitalistas, nos han creado un desamparo en nuestro único capital “el trabajo”. Mientras los capitalistas piden el amparo al Estado con el fin de no quebrar en sus empresas; la banca solicita créditos siendo el fin, sanear sus negocios, después de que nos den créditos con la única finalidad de tenernos en estado de inconsciencia. Aún así y con todo podemos agradecer que el gobierno al ser socialista al menos pone ciertas medidas, con el objetivo de que la clase trabajadora Y yo digo, menos mal, pero como ciudadano también tendré que interpretar como hacer frente a todo este desaguisado.


Necesitamos ingresos por parte del Estado y urgentemente. El cómo conseguirlos es la panacea de la resolución del problema. Desde mi punto de vista, no podremos solucionar la cuestión cargando el peso sobre el que poco tiene, a razón del necesario consumo. Precisamente por culpa de esta fórmula, es por lo que creemos no es lo más correcto, ni igualatorio. Ponerle pegas a esa determinación no creo sea anti socialista, ni tan siquiera representa ponerse al lado de las fuerzas retrógradas de la derecha, pues ellos, parece que lo hacen bien cargando demagógicamente en contra del gobierno en una actitud populista, sabiendo que salen favorecidos por la casi insignificante carga que van ha recibir con este tipo de impuestos: Tributación que pagamos los trabajadores con o sin empleo, sin recursos ante el consumo y con la mayor carga del desastre liberal capitalista que jamás se haya conocido. Aquel dicho de “quien la hace la paga”, no parece se ponga muy en práctica.

5/9/09

LA PARTICIPACIÓN


En el transcurso de los últimos tiempos, los militantes de todos los partidos han tenido un objetivo fundamental, participar en la mayoría de las decisiones que se puedan tomar por sus líderes. Muchos son los que han puesto un inusitado empeño por conseguirlo, con arduas discusiones y luchas enconadas.

En concreto, en el Partido Socialista se han conseguido referencias para las incompatibilidades, limitación de cargos, acotación en el tiempo a una representación y por descontado elecciones para un cargo por medio de unas primarias. Compromisos que, muchos se sienten orgullosos por cuanto fomenta la democracia. Esta forma de elección no es propiedad de nadie, más al contrario, es la fórmula con la que todos tienen el gran sentido de su última y más importante decisión, la de saber que su voto tiene la capacidad de decidir por aquel que cree puede ser su adecuado representante.

Es la única y más importante de las decisiones a tomar en la actual forma de democracia que, si no fuera así, todo acabaría decidiéndose por un grupo indeterminado de compañeros sin que las bases puedan decidir. Por tanto, potenciemos la formula, hagámosla imprescindible, no como interés de parte, sino como principio de los derechos de todos. Así, la causa final no solo estará en elegir a un compañero, sino de paso conocer las posibles alternativas que pueden darse para cada momento.

El saber que no todo está hecho de antemano en el interior de tu organización estimula al afiliado y su compromiso. Además, de paso podrás vanagloriarte de que la conoces, de que tienes la posibilidad de ver los diferentes contrastes que se puedan dar bajo una misma fórmula. El Socialismo.

Esta fórmula no solo tiene la finalidad de ser y elegir al representante, sino que nos permite contrastar las alternativas con las que podrás más tarde convencer al electorado. Ese electorado que, espera tener posibilidades de ganar con un representante más atractivo a sus deseos de cambio.

Ya sabemos que las listas que se presentan en una elección siempre están sujetas a la dictadura de los votos y nunca a nuestros propios deseos. Pero, todo tiene un fin, el saber que siempre tenemos una posibilidad de presentar una alternativa importante y atractiva al electorado.